Biografía
Tomó el hábito franciscano como lego “por su sobra de humildad o por su falta de estudios” en el convento de Arrizafa, cercano a Córdoba; en los conventos por donde anduvo oficiaba de labriego, hortelano, limosnero o portero. En los conventos de Sevilla, La Rábida, o Villaverde del Río perduran algunos relatos de milagros o hechos legendarios, que los pintores han plasmado.
En 1441, pasó como misionero a la isla canaria de Fuerteventura dejando un recuerdo imborrable en la evangelización de sus habitantes. En 1450 marcha a Roma para ganar el jubileo general del año santo y asistir a la canonización de San Bernardino de Siena junto con otros tres mil frailes menores; durante el peregrinaje fue dando gran ejemplo de fe, abstinencia y caridad. Con la afluencia ingente de peregrinos a Roma llegó también la peste, ocasión propicia para que Diego extremara su caridad en el convento de Araceli, destinado a cuidar a los enfermos. A la vuelta de Roma fue destinado al Convento de Nuestra Señora de la Salceda en Tendilla (Guadalajara), uno de los enclaves de la reforma observante franciscana, de donde saldrá después el Cardenal Cisneros.
En 1456 es estrenó el convento de Santa María de Jesús de Alcalá de Henares, y su fundador el Arzobispo de Toledo de Alfonso Carrillo pidió a la Orden franciscana doce religiosos “insignes en santidad y sabiduría”. Uno de los elegidos fue fray Diego, para el oficio inicial de hortelano. Sirviendo después como portero atendía caritativamente a pobres, enfermos y afligidos y así se extendió pronto la fama de su santidad por la ciudad.
Fray Diego tuvo tres grandes amores en su vida espiritual la señal de la cruz “que con ella durante su vida hizo muchos milagros”, el Santísimo Sacramento y la devoción a la Virgen María. A su muerte dolorosa por un tumor maligno pidió un hábito desechado y abrazado a una tosca cruz de madera exclamó: “Dulce leño, dulces clavos, que sustentaste tan sagrado peso, y que sola fuiste digna de lleva al Señor y Rey de los cielos”. Era el sábado 12 de noviembre de 1463, colocado su féretro en la capilla conventual comenzó a peregrinar la gente de Alcalá para besar sus pies y lograr quizá una reliquia del bendito lego. Al día siguiente fue enterrado en el cementerio común del convento franciscano y exhumado de nuevo a los tres días para la veneración de los fieles durante seis meses más; entre los peregrinos llegados fue el rey de Castilla Enrique IV. Su cuerpo momificado se conserva en la actualidad en una de las capillas laterales de la Catedral –Magistral de Alcalá de Henares, donde es públicamente mostrado todos los aniversarios de su festividad.
CANONIZACIÓN
La canonización de San Diego fue promovida por la corte de Felipe II y tuvo lugar en la basílica de San Pedro el 2 de julio de 1588 por el papa Sixto V, siendo “inscrito en el catálogo de los Santos Confesores”. Fue el primer franciscano español en subir a los altares.
El martirologio romano dice de él: “En Alcalá de Henares, en España, san Diego, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que se distinguió tanto en la islas Canarias como en el cenobio de Santa María de Araceli, en Roma, por su humildad y caridad en el cuidado de los enfermos (1463).”
Y la bula de canonización afirma: “Resplandecía en él una gracia singular de curaciones; pues él, por medio de la fe que en el amor de Dios obra maravillas, confiando en el Señor, metía el dedo en la lámpara que ardía ante la imagen de la Santísima Virgen, y ungiendo con el aceite a los enfermos que signaba con la señal de la cruz, en cuya virtud él solamente se gloriaba, curaba los males de muchos maravillosamente”.
milagros
Tenía fama san Diego de hacer milagros allá por donde pasaba. En Sevilla se rememora librar a un niño de las llamas de un horno encendido, librar de la muerte a un albañil en su caída o la aparición de un mantel lleno de alimentos durante un viaje a Sanlúcar de Barrameda. En Fuerteventura sele atribuye el hecho de que una palmera produzca dátiles sin hueso. También hechos extraordinarios se le atribuyen en la curación de los enfermos de peste durante su peregrinación a Roma. En Tendilla (Guadalajara) la oración del santo hizo brotar una copiosa fuente conocida como “fuente de San Diego”.
El milagro más conocido y representado devocionalmente es el que refiere su generosidad hacia los pobres que alimentaba de las provisiones de la despensa conventual. Cerciorado el padre guardián de su afición le pilló en plena acción y requiriéndole acerca de lo que escondía en su hábito (una pierna de cordero), el frailecillo le contestó: “Véalo. Llevo flores”, y al abrirse el hábito, el guardián pudo contemplar un ramo de frescas rosas en tiempo no propio.
Aunque, el milagro que le hizo universalmente famomo fue la curación del príncipe Carlos. Por 1562, un siglo después de la muerte del santo, acudieron a recibir lecciones tres alumnos singulares: el príncipe Carlo, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, hijo, hermano y sobrino respectivamente de Felipe II. Entre juegos el príncipe Carlos cayó en una escalera de palacio se dio un gran golpe en el cráneo. Los médicos se emplearon en tratamientos múltiples sin dar mejoría a su salud. En estas trajeron a la cámara del príncipe enfermo el cuerpo incorrupto de fray Diego y realizaron oraciones a favor del príncipe. A la mañana siguiente sobrevino la mejoría y el príncipe dijo que se le había aparecido Fray Diego con una cruz verde en la mano.
CULTO
Santo muy popular a partir de la segunda mitad del s. XVI, especialmente al atribuirle la curación del príncipe Carlos, y ser promovida su causa de canonización por la Corte de Felipe II. Su culto se propagó rápidamente en España, en Europa y América, llevada por los misioneros franciscanos. La primera Misión en California se le dio tal nombre y la ciudad actual de Estados Unidos también recuerda la figura del fraile franciscano.
Santa Teresa lo menciona en sus “Meditaciones sobre los Cantares” como un fraile que “no hacía más que servir” y cómo “después de tantos años muerto, el Señor resucita su memoria para que nos sea ejemplo”.
San Diego en el arte
Pintura
Varios pintores han plasmado en lienzo su figura y milagros con el hábito franciscano de los legos: túnica simple, escapulario y cordón. Murillo realizó una serie de lienzos para el claustro del convento de Sevilla, que se han dispersado por pinacotecas y colecciones particulares diversas.
Escultura
Han tallado su figura Martínez Montañés,
Gregorio Fernández,
Alonso Cano,
Pedro Mena https://diocesisvitoria.org/portfolio_page/talla-san-diego-alcala)
o Herrera el Viejo.
Literatura
Lope de Vega escribió su obra de Teatro en verso ”San Diego de Alcalá” y el soneto:
La verde yedra al verde tronco asida,
trepando por sus ramas tanto creçe,
que yedra el árbol y ella árbol pareçe
enlaçada en sus brazos y estendida.
Allí vee su flaqueça sustenida,
y esto tanto la estima y agradeçe
para engaste de aquel que le dio vida.
Así a la cruz divina, Diego asido,
sus braços con los vuestros enlaçados.
arrivaste por ella al alto cielo.
Con tal frescura tanto habéis creçido,
que entre los que acá tiene más preçiados,
para su amparo os reconoçe el suelo.
También han escrito sobre él Juan Vélez de Guevara que compuso“El lego de Alcalá”, Juan Francisco Manuel “Canonizado en vida” y también Leonardo de Argensola recoge su figura entre sus obras.



